Pero la emoción no termina aquí. Un nuevo camelback hará que tengas la sensación de volar y la gran caída que le sigue te hará sentir que eres capaz de volar mejor que el dragón más veloz. La sensación es tan descomunal que, si en algún momento sientes miedo, en nada se transformará en ganas de seguir en el aire.
Un vuelo que se alarga un poco más y que, pese a acabarse, desata esa felicidad de la que habla la leyenda.
¿De verdad vuelas? ¡Sí, vuelas!
Shambhala es una montaña rusa distinta a las demás, no solo por su principal caída (desde 78 metros de altura) ni por su velocidad (alcanza los 134 km/h), sino por la sensación de estar volando.
Gracias al diseño de los trenes, con unas vagonetas en forma de V, como pasajero sientes todavía más la velocidad. Esto, sumado al diseño de los asientos, con un arnés de sujeción que permite una mayor libertad de movimientos, genera que, en diferentes partes del recorrido, se tenga la sensación de estar flotando en el aire.
Este fenómeno, conocido como airtime, es uno de los elementos más característicos de Shambhala. Y aunque, al principio pueda resultar una sensación un poco extraña, sobre todo para los que no la han experimentado nunca, acaba convirtiéndose en uno de los momentos inolvidables de la visita a PortAventura World.